Invitados de honor

lunes, 23 de febrero de 2009

Tania lleva una tortuga del tamaño de una edición de bolsillo de Los Pilares de La Tierra dentro de una bolsa de Mercadona bastante ajada ya. Qué sentirá la tortuga ahí dentro, será como si la asfixiaran lentamente, acunándola, columpiándola, o será como un paseo agradable en un ambiente húmedo y cerrado. Si es una tortuga tropical puede que le guste!
Una rusa de 60 años, de nombre Irina, gorda y vital, con una sonrisa de oro y gafas de pasta, jersey de mercadillo y ojos de diamantes me lanza un beso con ademanes de mamma mientras le dice (en ruso) a Tania: ¡Mira, se llama Irene como tu abuela!
Quiere charlar conmigo a toda costa, sin importarle mi negativa. Mañana, le digo, mañana por la tarde hablamos todo lo que quieras. Ahora no pondría un pie en la calle ni por todo el oro del mundo. Ahora nada puede compararse a un café soluble en mi casa.
¿Por qué tanta insistencia? –Se queja mi novio. Él siempre sospecha de todo y de todos. A mi no me parece tan raro. Si la veo al menos dos veces cada día desde hace cuatro años. Siempre nos hemos saludado; algún día una de las dos tenía que preguntar a la otra su nombre. Quizá ninguna esperara que la otra fuese simpática y, ante la sorpresa, no quedaba otra que charlar un poco más. Volver al saludo ritual sin más sería poco menos que, además de raro, desconsiderado. Pero al final sucede, algo en plan "anoche fui simpática contigo, pero mañana te devolveré a la indiferencia".

3 comentarios:

El árbol de Diana dijo...

anoche fui simpatica contigo pero te devolvere la indiferencia...

un simple cotidiano ciclotimico trato...


la tortuga me recuerda a manuelita, q vivia en peguajo (¿?).-

en fin, no es un comentario muy acertado!

TARANTULA dijo...

!Es curioso! la tortuga no paso frente a tu mirada indiferente!

!probablemente frente a la mia tampoco!


beso

Espérame en Siberia dijo...

No sabía que Irina fuera un nombre ruso.
Y pobrecita tortuga, no creo que ningún animal sintiera que eso era un paseo.

Un beso.